domingo, 24 de abril de 2011

The black swan. Una experiencia multisensorial

The black swan. Una experiencia multisensorial
Para nuestros lectores frecuentes no debe sorprender mi actitud dramática frente a las situaciones cotidianas. Sin embargo debo confesar que estas actitudes resultan un poco exageradas en situaciones superfluas, más mi actitud y comentarios al finalizar la función del “black swan”, o mejor el “cisne negro” como se presentó en nuestro país, es producto de la real presencia de una de las obras más completas de nuestra generación.


 Una obra maestra que integra no solo un soberbio trabajo de cámara, efectos, producción y trama, además de excelentes actuaciones, sino una perfecta combinación de todos estos factores. Conduciendo a la experiencia multicensorial más completa de nuestra época, sin miedo me atrevo a asegurar que al ver esta  producción recreamos las emociones y percepciones de quienes tuvieron el privilegio de observar la primera obra cinematográfica. La sensación de impotencia, nerviosismo, confusión, satisfacción y terror, fuera de otras sensaciones que se encuentran dentro de los vacíos léxicos de nuestra lengua, generados a la conclusión de la peli resultan exquisitos para cualquier espectador independiente de su capacidad de análisis.
Permítanme esbozar algunos de sus elementos. En primer lugar la actuación de miss Natalie Portman, quien desde su participación en “el perfecto asesino” nos ha demostrado ser una de las actrices más importantes de nuestros tiempos, en parte, esto es producto del crecimiento  (tanto físico como artístico) que hemos tenido el privilegio de observar. El interpretar un personaje con tantos trastornos y deseos reprimidos, papel bastante difícil para cualquier actor, muestra la capacidad de esta dama de recrear y sumergirse en un individuo de gran complejidad. El reconocimiento mínimo es en consecuencia el premio de la academia a mejor actriz, galardón más que merecido en la opinión de su servidor.
 Un guion de perfecta estructura, que desarrolla en el momento justo la acción indicada permitiendo al espectador mantener la especulación frente a la siguiente escena, aunque han de creerme que acertar es un acto de suerte en algunas ocasiones. Así como el interés constante sobre la producción la cual en palabras sencillas “no se siente el tiempo de duración”. Y la excelente dirección de Darren Aronofsky  Quien ya es conocido por algunos de nosotros por dirigir “réquiem por un sueño” y “pi el número del caos”, películas que nos permiten conocer su estilo cinematográfico, nos mantiene atados a su obra gracias a constantes ataques de adrenalina enviados desde la pantalla, ataque que será concluido junto con la obra momento en el que es descargada una de las mayores cargas  visuales, auditivas y sensitivas que he presenciado en mi vida. 
De forma tal que tras la finalización de la obra Salí casi corriendo del teatro donde la vi, mie con dolor (y no, para nada fue causada por una infección o similares) y me senté en el prado tras encender un cigarro. Todo esto mientras un extraño temblor se apoderaba de mi cuerpo. No puedo asegurarles que sentirán algo de esto, y tampoco es mi intención que lo sientan,  más les digo que si no la han visto en vez de estar leyendo, curioseando o facebokeando vallan a la sala de cine más cercana y miren la película que revoluciono la percepción en los espectadores. 

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