En el trabajo de las Ciencias Sociales tanto para la investigación como para la intervención es asunto vital la interacción y conocimiento a fondo de las tanto de las comunidades como con los individuos con quienes se trabaja. Esta premisa podría destacarse como un pilar del quehacer de las ciencias sociales si se piensa esto desde la perspectiva de la importancia y el valor participativo que deben tener estas disciplinas en el proceso social, político, cultural al interior de las sociedades.
La investigación y la interacción directa, cuerpo a cuerpo, participativa que desarrollan en la actualidad las distintas disciplinas, con sus respectivos objetos de estudio, es producto no de un proceso lineal y constante sino que al contrario ha sido fruto de incesantes cambios, replanteamientos y de un estado constante de las ciencias sociales al repensar que se entendía por ciencia y cuál era su función.
Frente a este proceso de repensarse a sí misma, la ciencia social transitó el camino desde: el entendimiento de la investigación como un proceso donde debía existir una separación entre sujeto observador (científico) y el objeto (comunidades o culturas, para la antropología y sociología), hacia la construcción de métodos que privilegiaran y le dieran un lugar al individuo o a la comunidad que estaban estudiando. Es decir: que el individuo de "bata" poco a poco se acercó e interactuó con los individuos a los que estudiaba, dejándolos de considerar objetos de investigación. Pienso que en ese proceso seguido por la ciencias sociales, la disciplina de la antropología fue una pieza importante gracias a la técnica o método de la etnografía que privilegia el trabajo de campo y la interacción con los grupos sociales o culturales acerca de los cuales se quiere conocer más. Es en este punto que lanzo, una "intuición o reflexión intelectual" que consiste en desarrollar un paralelo entre el personaje de la doctora Grace Augustine interpretada por Sigourney Weaver en la película Avatar y el oficio del investigador en ciencias sociales. Se podría ver que el introducirse en un ser igual físicamente a los individuos que el investigador quiere comprender, como la última frontera en el trabajo del científico social, o particularmente en el quehacer del antropólogo, puesto que en su estudio y su documentación acerca de la vida de los OTROS, para poder conocer de cerca las costumbres, las formas de vida, de gobierno, de comportamiento ¿No sería ideal poder parecerse y hablar como esos otros, para poder penetrar sus barreras, su desconfianza y que interactuén ante el investigador de manera natural ?.
Esta última frontera, este posible sueño de cualquier investigador, es una trampa, como se ve en la película, ya que la doctora Grace Augustine no fue aceptada por la comunidad, pese a que se veía igual que ellos, nunca la dejaron conocer sus sitios sagrados, ni sus formas, construcciones sociales, culturales o religiosas. Por eso y a manera de conclusión hay que resaltar que para acercarse a otros grupos sociales o culturales, no bastaría parecerse o hablar como estos, más importante sería en la formación de cualquier investigador aprender a prescindir de sus prejuicios personales, para escuchar y ver las formas de comportarse y de crear sociedad de otros individuos ajenos a él.
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