La reformulación de la música sinfónica por medio del rock actual.
El siguiente texto no pretende establecer la importancia de la música u otras artes para las generaciones presentes. Pues respecto a este tema existen infinidad de trabajos, que debido a las características de sus autores pueden brindar una perspectiva mucho más amplia y rica, y debido a lo que Copland[1] plantea en su trabajo, pienso que la necesidad de este tipo de expresiones artísticas va más ligada al carácter de lo humano[2], que a un aspecto generacional.
La estructura del presente pretende partir de una brevísima introducción al tema propuesto, en tanto se plantea elaborar como la música sinfónica ha influenciado al rock. Con el fin de elaborar un abordaje más completo nos centraremos en el rock alternativo, esto debido a que es evidente integración del rock a los formatos orquéstales principalmente durante los años 90 del siglo XX en agrupaciones tan reconocidas como Aerosmith[3]. Finalmente pretendo formular algunos planteamientos que ayuden a responder a los planteamientos elaborados al inicio y la importancia de que pensar la música sinfónica en base de las reformulaciones actuales.
Con el fin de brindar una perspectiva anecdótica al trabajo que genere profundidad al texto, deseo presentar los orígenes de esta forma de planteamiento del tema. Recuerdo al escuchar por primera vez exogenesis symphonic, conjunto de tres pistas finales del CD the resistence de la agrupación MUSE[4], pensar por que una agrupación de rock del siglo XXI presenta en su disco más reciente un conjunto de canciones que titulan bajo el nombre de “sinfonías”. Tras profundizar un poco en la música rock actual o reciente, e podido concluir que de alguna manera se esta llevando a cabo una reformulación, y si desea denominarse un rescate, de los formatos de la música de orquesta, principalmente del estilo romántico propio del XIX. Esto en forma de composición y las líneas a seguir respecto a la composición y en algunos casos en la elaboración, tal como lo es la sinfonía exogeneris incluida en el disco the resestince de la agrupación MUSE.
Si seguimos elaborando un registro de las recientes producciones en el rock alternativo y un poco del indi, encontramos como existe un reiterado interés por replantear formas de expresividad musicales propias de otros espacios y épocas, esto ligado al afán de experimentación propio de este tipo de géneros musical. Casos o muestras de este interés se encuentran reflejadas en bandas como Franz Ferdinand, quien a través de sus trabajos pretenden recuperar la música y cultura popular propia de Europa de los finales del siglo XIX e inicios del XX. Rasgos evidenciables en el mismo nombre de la banda, el cual hace alusión al archiduque Francisco Fernando de Austria. Y en las melodías usadas en su disco “Franz Ferdinand” las cuales nos recuerdan las composiciones de la época antes mencionada.
Complementando el argumento anterior encontramos a la reconocida banda irlandesa U2, la cual en su producción del 2009 “No line in the horizon”, quien en las declaraciones a la prensa y a sus seguidores muestran como el disco es el resultado de una recolección y vista de los sonidos en todo el mundo. Similar el caso de la banda Empire of the Sun, la cual a lo largo de sus productos muestran un gran bosquejo de distintos sonidos y melodías. De esta manera podríamos continuar con una gran cantidad de agrupaciones, numeración que no viene al caso. Lo interesante a lo largo de esta exposición se encuentra en la motivación por estos grupos en experimentar con distintas formas y fondos musicales, factor que conduce a la experimentación con las formas de composición orquestal.
Basado en el apartado XI del texto “como escuchar la música[5]”. Desearía apreciar como la función del músico o compositor expresada por el deseo de comunicar un mensaje a sus oyentes, función final del arte, se encuentra en la actualidad condensada por la idea de crear música que pueda llegar a un amplio publico, de forma tal que mientras es apreciada genere mercado y consumo. También podría figurarse a esta como un producto de las crisis de identidades tan fuertemente planteadas por los autores posmodernos, y de alguna manera también consecuencia de la música romántica. En su apoyo en la creación de identidades nacionales a lo largo del siglo XIX.
Quisiera finalizar el presente presentado las cualidades de este tipo de dinámicas en la música y la cultura. Ya que nos permiten recuperar estas formas de composición y estructuración musical, afectadas obviamente por las actualizaciones y necesidades por las cuales se transforma esta música. Esto por supuesto no significara nunca que haya una perdida del trabajo de Beethoven, Liszt, Wagner, Lully, Mozart. Entre otras grandes e importantes figuras. Por el contrario su papel y lugar dentro de occidente a partir de este momento se encuentra como un punto de partida para concebir la música y que seguramente será revisitada en el futuro visualizado como el origen de esta forma de concebir el mundo. Por otra parte este “movimiento”, si se me permite denominarlo así, permitirá que las actuales generaciones y las futuras experimenten un acercamiento a los sentimientos y expresiones de las gentes de estas épocas. En caso de que no se tenga un acceso directo al música de los grandes compositores o a este tipo de composiciones.
[1] COPLAND, Aaron. Como escuchar música. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1995, octava edición. Cap, segundo “como escuchamos”.
[2] Entiéndase en este aspecto “humano” no una esencia específica sino, los procesos de humanización ligados a la hominización.
[3] Refiriéndonos a la interpretación de esta banda junto a la orquesta de san Francisco de la canción “Dream on”. Esta orquesta es reconocida por sus participaciones con grupos de esta naturaleza tales como, Metallica, Davis Bowie, Eric Clapton. Entre otros.
[4] Banda inglesa de rock alternativo, originaria de Teignmouth, Devon. Sus integrantes desde su formación en la década de los noventa son: Matthew Bellamy (compositor, voz, guitarra, teclado y piano); Dominic Howard (batería y percusión) y Christopher Wolstenholme (bajo eléctrico, teclados y coros).
[5] COPLAND, Aaron. Como escuchar música. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1995, octava edición. Cap, once “Del compositor al oyente al interprete y de este al oyente”.
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